viernes, 17 de octubre de 2008

Un eco

¿Quién dijo victoria?
¿Quién pensó en dejarlo?
¿Quién es ya una historia?
¿Alguien va a olvidarlo?
Son preguntas que uno plantea cuando lo que se hacía llamar la flor verdadera, se convierte en la manzana del pecado; cuando esa base ya cimentada, con cuidado y cariño, se derrumba como si estuviera construida de un papel que en su día ganaba a la piedra. El tiempo se encargará del olvido, pero la cabeza invocará el pasado, retrocediendo hasta momentos difuminados para unos, cruciales para otros. No es de recibo, él mismo lo admite, no encuentra un sentido, debería ser un aparte.
Los esquemas se rompieron, y ahora hechos trizas intentan recomponerse, pero el único resumen que obtiene es dolor y a ella la deja indiferente. No es cuestión de puñaladas a la espalda, como otros seguramente hicieron, simplemente intenta que sea parte de un pasado y por mucho que lo intente, sólo es parte del presente. Ella ya no tiene nada que decir, nada que ver, nada que opinar; es él, recluido en su subconsciente el que debe ir modificando neurona a neurona lo que siente. No es de corazón, es de cabeza, y la única solución está en boca de todos,ya la conoce, se trata de un eco que resuena a la vez que sus preguntas. La solución es: otra. No tiene más misterio, pero ahora y por el momento no le sirve este escarmiento. Seguirá empeñado, buscando un eco que resuene como el suyo, para poder por fin poner punto y final a la historia de nunca acabar y empezar a disfrutar así de igual a igual.

1 comentario:

Bian dijo...

Me gusta mucho, pol, tiene un ritmo interno genial, no sé cómo lo habrás conseguido. Igual tu madre te leía Bécquer para dormir o algo... me gusta tu faceta poética ^^ . Aunque también me seduce la idea de cambiar, tu mismo lo has dicho.