domingo, 5 de diciembre de 2010

Segundo asalto

"Maldita nieve de este largo enero". Así empieza la canción, así me sentía yo por aquellas fechas.

Estas Navidades se presentan de un modo diferente, más atractivas. Quizás vengan acompañadas de un cálido frío polar, quién sabe... Pero sin duda alguna, van a ser mejores que las del año pasado.

No sé si alguien se dio cuenta, pero el pasado año no fui persona durante el "jovial" período navideño. Estaba a otras cosas, cosas mucho más importantes que las cabalgatas, los turrones, los villancicos y las luces de las calles. No quería perder mi mejor regalo de Reyes, pero lo perdí.

Digamos que el tema se enfrió, lo enfrié, lo enfriaste, lo enfriamos. Sin embargo, era más que obvio que aquello no podía acabar de esa forma.

"Y sé que si no hacemos algo, el hielo durará mil años", continúa la canción. Y así fue. Algo hicimos, nos enfrentamos por fin. Palabras duras que ametrallaron el interior. Fui a cerrar la herida, a poner la gasa, pero descubrí que seguía sangrando, que mi corazón seguía latiendo con fuerza.

Luego vinieron las cábalas y cavilaciones. Una única cosa clara, quería esa felicidad pasada. Quería volver a ser una cometa libre, surcando nubes de sueños.

Ahora estoy mejor, al alza. Veo con buenos ojos la Navidad y sus primeras nieves esperanzadoras.

"Ser valiente no es sólo cuestión de verte".

sábado, 18 de septiembre de 2010

¿Y tú, también?

Hace escasas dos semanas me puse a dar vueltas en la cama, a mi cabeza. Recordé. Hacía justamente un año de la puesta en escena del juego frío en la "Ciutat Comtal". Lo curioso es que aquella vez empalmé esa experiencia con otra mucho más calurosa. Una cálida acogida en la que sin lugar a dudas, disfruté como un niño con zapatos nuevos. Fue precisamente entonces cuando dejé de ser un niño. Desde aquel instante, comencé a desterrar la mirada inocente.
Sin embargo, esa mirada un poco más desengañada, sigue siendo míope. A veces me pregunto si esta máscara o red que me cubre, me hace más cobarde, más injusto. En otras situaciones, me veo más frágil. No sé por dónde sopla el aire, vendaval o viento huracanado, el caso es que me dejo llevar, vendiendo mi alma a lo que depare mi suerte.
Durante estos últimos meses, yo también me he preguntado quién soy y de qué pasta estoy hecho (en aquella cena hubo pasta, pasta muy pastosa). He rebuscado en mi interior y he desempolvado el baúl de los recuerdos, llegando a la conclusión siguiente: he echado de menos. Tampoco sé si únicamente a ella, a mí, o a ambos. En el fondo, me cuestiono si ella también ha echado de menos, o sólo se trataba de meros aromas pasajeros. Entre otras imágenes, tengo grabada a fuego aquélla en la que parecía decir "nunca te he extrañado". De ahí provienen mis recelos.
Hace algo menos de una semana borré estas impresiones impulsivas. Me sentí muy liberado y muy a gusto, a pesar de que esas horas de conversación hayan derivado en otras tantas de reflexión y pensamiento. Ahora, trato de centrarme en las cosas nimias, como en cuidar mi garganta para el duro invierno que se avecina o mimar a mis pequeñas alegrías de la huerta, que trotando detrás de un balón logran que mi cabeza trote tras ellos.
"Ojalá se te acabe la mirada constante, la palabra precisa, la sonrisa perfecta..." (Silvio Rodríguez)

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Amsterdam

¿Por qué cuatro notas pueden despertar un alma? ¿Por qué determinada música logra que a veces corazón y cerebro choquen bruscamente? Eso mismo llevo pensando todo el día, cómo no, con una canción en la cabeza.
Es impresionante, ilógico, irracional que este arte celestial pueda provocar y hacer surgir semejante torrente de sentimientos y pensamientos de la mente humana. ¿Por qué la música? ¿Quién? No me lo explico... Ésta, nuestra especie, siempre ha vivido ligada al ritmo, a las siete mágicas notas mientras su música sigue despertando mentes.
¿Acaso alguien no ha llorado con una canción? Así es la música, siempre contactando con lo más profundo de nuestro ser. La verdadera religión. El único instrumento para hacer cambiar a la persona de humor alternativamente. De la depresión a la euforia. Del recuerdo al olvido. Del llanto a las lágrimas de placer. Del pasado al ojalá. De la persona amada al corazón partido. Del corazón al cerebro. Es tan estrecha la senda que separa los sentimientos que la música, con su aparente fragilidad, es capaz de unirlos, mezclarlos y confundirlos. Las melodías y más que nada las letras consiguen avances insospechados, retrocesos insólitos, esperanzas imposibles e incluso errores inusuales.
¿Quién si no? El juego frío siempre está presente en esta, nuestra guerra fría. Me ha ayudado a dar pasos hacia adelante pero también hacia atrás. Afortunadamente, parece que la guerra fría llega a su fin. Por fin, cara a cara. Tengo miedo, dudas, ganas. Aunque no sé si gano o pierdo, no sé a qué aspiro ni lo que quiero realmente. Sólo sé que la música (en concreto dos canciones) me han hecho un poco más fuerte. Aunque parezca que poco tienen en común el frío danés y un científico inglés, en verdad comparten muchas cosas. Empezando por el principio y por la belleza del final.
De verdad, sólo quiero volver a mirar con confianza a esos ojos, sin temor, sin dolor. Y a partir de ahí, poner los cimientos en el camino de la felicidad, sin lastre, sin peso, sin vacío.
Tras el vendaval, quiero dormir y sobre todo, soñar.

jueves, 10 de junio de 2010

Empieza por K...

Sí, fue inesperado. No era una idea preconcebida, ni siquiera contemplada. Surgió, eso es todo.
Ahora con ilusión afronto un nuevo proyecto, tratando de profundizar en un nuevo continente. Un continente que se caracteriza por la fuerza, la pureza y la alegría. Una tierra recóndita que se podría resumir en una sonrisa esperanzadora.
Tengo ganas de disfrutar, de liberarme, de volver a ser yo mismo y al fin reencontrarme. Hace tiempo que perdí la entereza, y aunque ya esté casi recompuesta, espero y deseo que Kenia se encargue de darme ese último empujoncito.
Espero también que sirva de recompensa este viaje y que la ayuda que preste en esta aventura sea mayor aún que mi aprendizaje.

jueves, 15 de abril de 2010

¿Para qué?

Para plasmar sus dudas sobre el papel. Para sentir cierta añoranza. Tiempos pasados, casi remotos, pero tan recordados. Identificando todo párrafo, toda oración, toda palabra. Contextualizando cada pequeño detalle. Para establecer un nexo, una conexión, un puente aéreo. Para echar a volar como si nada hubiera ocurrido, como si las alas regaladas por el cielo estuvieran aún intactas.
Después de un día más, un día duro, se sienta enfrente de la pantalla, lee y reflexiona. Piensa, experimenta, y a todo le da la vuelta. Una vuelta de tuerca necesaria para afrontar el día a día. Sí, otro día con una pequeña dosis de rutina. Y ya van unos cuantos.
Esforzándose por comprender cada reacción suya, cada noticia breve y confusa que recibe de su alrededor. En medio de recuerdos, fotos, cartas...cuadros. Atenta, prosigue su lectura.
Y es que los detalles que le llegan a cuentagotas, poco veraces son. Por eso, hay que sacar más información. Eso sí, por arte de magia, gente a la que no le incumbe la existencia de este espacio, ya tiene noticias sobre él. Y aunque más gente lo lea, aunque pidas consejos, en realidad, aquí estás tú y esto es solamente para ti.
Poco más que decir. También estoy inmerso en una atmósfera extraña, rara vez ahogado entre recuerdos. Solamente quería lanzar una cuestión al aire. Si de verdad todo había cambiado, si el panorama era irreal, si quizás faltaba algo...¿por qué sigues leyendo esto un cuarto de año después?. Y no lo tomes como un engaño, no quiero hacer ningún daño.
And the question is: "Is to have had and lost better than not having at all?"

lunes, 15 de marzo de 2010

Aquí te espero, tomando el té

Serían 16, pero ese número no me gusta.
Son sensaciones muy extrañas, idas y venidas, dobles vías. Te agradecería si te contuvieras como yo lo he hecho.
La música tiene a menudo una doble cara. Además de la A y de la B, muchas canciones resultan dolorosas e insolentes, al tiempo que despiertan cierta simpatía y esperanza.
No sé a qué viene esto sinceramente. Si de verdad quieres dar la cara, como algún día espero que lo hagas, hazlo. No vengas con medias tintas, ni ambigüedades. Y si esto no se refiere a mi persona, volverías a descolocarme una vez más.
Hace tiempo que dices, tienes que volver. Y me duele, pero ya van dos noches de vigilia, donde vuelves a aparecer. Si de verdad siguen existiendo dudas, aguarda, espera tomando el té. Reflexiona y piensa en lo que has hecho. En ese momento, podrás dignarte a aparecer. Será sólo entonces, cuando yo decida.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Opaco

A ratos carburo. Subo cuestas empinadas, hasta llegar a la cima. Es entonces, cuando me tiro cuesta abajo y sin frenos.
Momentos en los que con la 5ª no me basta, y otros en los que la "marcha atrás" es suficiente. No suelo mirar mucho por el retrovisor, para evitar malos tragos. Pero alguna vez, una mirada de reojo es inevitable. Me quedo patidifuso al ver que los cristales son opacos. Como las vacas cuando miran al tren pasar.
Vidas llenas de recuerdos, recuerdos llenos de pasado. Es raro, falta algo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Depende

No existen hechos, sino interpretaciones.
Nada es verdad, nada es mentira, todo depende del cristal con el que se mira.

Depende, de qué depende,
de según como se mire todo depende.

domingo, 14 de febrero de 2010

La vie en rose

No voy a entrar en un ingenuo "juego de niños". He sido y soy "capaz" de todo, menos de eso. He desterrado la palabra venganza. La vendetta no tiene cabida en mi pensamiento, aunque emane del sentimiento.
Con cabeza y la frialdad que nos caracteriza, aspiramos a hacer mucho mejor las cosas. Confío y deseo en que el daño no me dinamite, provocando un adiós. Me gusta más decir hasta luego.

viernes, 31 de julio de 2009

Piña

Las hay de muchos tipos. He oído hablar de toda clase de piñas: silvestres, tropicales, dulces... e incluso en ocasiones aparecen en los cócteles más célebres: piñas coladas y si me permitís mi preciada kaipiriña.

Sin embargo, no cabe duda de que el susodicho cítrico que destaca por encima del resto, está hecho de carne y hueso. Lo podría definir como mi infancia, como un tipo amable, extrovertido, de sonrisa perenne y de buen porte. Los momentos que hemos compartido juntos lograrían llenar cualquier enciclopedia, y es que como le decía yo en sus tiempos, le quiero más que el mundo entero y una estación de autobuses.
Es un tipo peculiar, muy singular y bromista donde los haya. Si está en su ambiente, es capaz de cualquier cosa con tal de robarte una sonrisa de entre tus labios. Incluso en los peores momentos, oculta también su tristeza y su cansancio, para acallar tu llanto.
El "Piña" también es conocido como SIA, Kaipi, Piñita, Puti o Pineapple. Detrás de cada uno de estos motes se esconde el mejor hermano que uno puede tener, aquel que se echa de menos en la distancia y sin duda, un buen semental sentimental al que estoy encantado de imitar.
Siempre guardaré en mi interior tantos momentos alegres que compartí con él, partidos, risas, baños... así como tantos consejos útiles que me ha ido dando y que me sigue aportando.